Llevo tiempo intentando entender
a cada uno de los retazos de mi, que vagan por cada uno de los versos que se
escapan de mi esencia, perdiéndome continuamente en analogías que me hacen
sentir parte de algo, parte de aquella ternura que en ocasiones se refleja en
mis ojos o ese miedo que se presenta cuando las ideas comienzan a aglomerarse.
No soy un escritor, tan solo se escapar muy bien de la inmundicia en la que me
he visto rodeado con el pasar del tiempo.
Me he compuesto de cada uno de
los fracasos con los que termine perdiendo parte de mí, juntando mis pedazos en
un gran trozo de agonía latente, ahí están cada una de las palabras que deje
escapar en el momento inoportuno, cada uno de los amores a los que intente
darle todo y termine quedándome sin nada, dispuesto a comenzar desde cero. No
soy un escritor, tan solo soy alguien que aprendió a coser su cuerpo a medida transformaba
sus dolencias en prosas.
En ocasiones aprendí a llorar sin
que nadie viera mis lágrimas, olvidándome de reglas a seguir, como si el mudo
fuese mío, aquí también hay partes de ti, parte de esos sueños que todos
tenemos, parte de esos deseos que nos destrozan el alma, he juntado cada trozo
de mi y, también hay partes de ella, de esa hermosa figura que canalizo lo
mejor de mí y se tomo el tiempo de destruirlo. No soy un escritor, tan solo soy
alguien a quien la realidad le parece tan insignificante, que transforma su vida
en historia.
A medida mi cuerpo sangraba por
aquellas cicatrices que me dejaban los recuerdos, también observaba las partes más
dañadas, donde jugaba al suicida que alguna vez se había enamorado y miraba en
cualquier mujer, el rostro que mas había odiado, revolcándome con tantos amores
artificiales, que me termine perdiendo sin darme cuenta, volviéndome la basura
que siempre quise evitar ser. No soy un escritor, tan solo soy alguien que de
cada error cometido, creo un cuento de terror.
Soy alguien que se atrevió a
gritar, por que las voces que estaban en mi cabeza, no dejaban que las ideas
terminaran de formarse, soy alguien que con el licor encontró la forma de
purificar sus heridas, alguien que transformo cada letra en una droga para mentirme
a mí mismo y convencerme de que aun me queda algo por hacer. No soy un
escritor, tan solo se morir de apoco, con cada noche que me abraza, con cada
amanecer que me despierta, con cada beso que dan a mis labios, con cada caída que
deja marca en mis rodillas.
Así que no me digan poeta, tan
solo llámenme por mi nombre, cuando me lean, no piensen en un escritor, piensen
en un ser humano que aun no sabe que necesita, cuando miren a un extraño
llorando en la calle, piensen en mí, como si estuviese en mi habitación escribiendo,
cuando vean a un sujeto con una mirada perdida hacia el horizonte, piensen en mí,
como cuando me pierdo en medio de ideas bizarras y amores clandestinos.
No soy un escritor, solo soy
alguien en constante pelea conmigo mismo, enfrentando una batalla que no podre
ganar, entre inmoralidades, maldiciones, malas palabras y caricias ciegas, entre
sonrisas y lagrimas, entre amores y odios, entre tinta y sangre.
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