Blanco y Negro es un mundo centrado en la desesperación que puede sentir un individuo al encerrarse dentro de sus propios pensamientos, atrapado en mundo bizarro que logra crear una mente trastornada que busca un respiro por medio de las letras, el escape de su realidad, la depresión, el amor, el odio, el asco. Un conjunto de versos, maldiciones, cuentos personajes y pensamientos que por su desgraciada existencia a quedado en blanco y negro.
Suspendido me encuentro,
sintiendo la briza acariciando mi rostro, rozándome con sus pulcras manos de
seda, para purificar el espacio vacío debajo de mis ojos, esas bolsas agrias
que contienen todas las lagrimas que, aun no me he atrevido a derramar; paso a
paso en esta cuerda tan diminuta, a la que me toco llamar vida. Tendido sobre
el vasto infinito de suplicas y desasosiegos marginales, y mal agradecidos
recuerdos, que amenazan con derribarme y comenzar a caer, una vez más.
Colgando me encuentro, entre
tantas emociones nefastas, que agitan esta sensación maligna, sustituta de
caricias tiernas y besos apasionados; esa soledad incrédula, maravillada con el
egoísmo de un sentimiento neutro, un paso más cerca de la derrota, un segundo más
cerca del derrumbe, de todas aquellas ilusiones abrumadas por el frio de esos
roces grotescos, que me da el olvido y así, se descontrolan todas estas líneas
imaginarias, de vidas irreales, de muertes justificadas y promesas rotas.
La cuerda floja terminara por
romperse, mucho antes de conseguir divisar el final de un recorrido, que me la
paso describiendo en sueños, esos que terminan por ser una terrible pesadilla
al despertar, al sentirme igual que aquellas aves que jamás aprendieron a volar
o, alguna de esas aves que encerradas en una jaula, mueren de tristeza; mi
jaula, mi gran jaula esta creada por dolores de pecho, esos dolores de pecho
que se sienten tan dentro, que no hay calmante alguno que los detengan.
En esta cuerda floja, los ángeles
fueron desplumados y los demonios ciegos por la ira, lloraron por la desgracia
que me había tocado presenciar, sigo caminando, con dudas, dudas que me hacen
perder el equilibrio, mientras resignado me toca aceptar que, la esperanza tan
solo fue uno de los factores que, terminaron por volverme loco.
Si pudieras mirarme, no sabes la satisfacción
que se apoderaría de mí. Aun conservo tu ropa sucia acumulada en una esquina en
mi habitación, el cesto donde están tus pertenencias, conservando tu olor, resguardando
las últimas sensaciones que pudiste llegar a sentir en mi honor.
Los últimos gritos que se
aglomeraron en mi cabeza para ya, nunca poder olvidarte. Aun me masturbo
mientras acerco a mí, aquellas prendas que antes usabas, mi rostro se inmuta
ante el vaivén de imágenes morbosas que llevan tu rostro, mientras todo el
mundo se pregunta ¿Qué será de ti en este momento?
Todos caminan seguros, perdidos
en su cabeza, sin imaginar el tipo de desgracia que les puede deparar en cada
uno de sus pasos, el horror al que se acostumbraron mis ojos, termino por llevarse tu vida, complaciendo plenamente aquel instinto monstruoso que llevo dentro,
eso que camina por la calle sonriendo, regalando falacias a las niñas y
manteniendo amistades con sus padres, mientras participo en orgias mentales y
termino por eyacular sobre sus débiles mentes, mis incitaciones mas bizarras,
invitando a la muerte a cada encuentro, como cuando tu, esparciste sobre mi
cama, aquellas palabras de amor vacías.
Si pudieras mirarme, al menos podría
dejar de imaginarme tu mirada de odio y desprecio con la que te marchaste,
aquel odio que acariciaba mis intenciones mientras destrozaba toda esperanza
que yacía en tu vientre, es imposible
contener mi excitación mientras te escribo cartas, esperando limpiar mi
conciencia, ensuciando una vez más tu imagen.
Es aquí donde descargo mi
culpabilidad, mientras admiro otras manos, mientras observo otro cuerpo,
mientras paseo mis dedos por otra vida, dispuesta a entregarse a mí, para que
comience el ciclo autodestructivo en el que habitas, en el que habito. Si pudieras
mirarme, te presentaría a quien se convirtió en tu suplente, igual de hermosa,
igual de tierna, igual de viva, pronto, te hará compañía, espero que, se diviertan,
así como yo, termino por divertirme.
Llevo tiempo intentando entender
a cada uno de los retazos de mi, que vagan por cada uno de los versos que se
escapan de mi esencia, perdiéndome continuamente en analogías que me hacen
sentir parte de algo, parte de aquella ternura que en ocasiones se refleja en
mis ojos o ese miedo que se presenta cuando las ideas comienzan a aglomerarse.
No soy un escritor, tan solo se escapar muy bien de la inmundicia en la que me
he visto rodeado con el pasar del tiempo.
Me he compuesto de cada uno de
los fracasos con los que termine perdiendo parte de mí, juntando mis pedazos en
un gran trozo de agonía latente, ahí están cada una de las palabras que deje
escapar en el momento inoportuno, cada uno de los amores a los que intente
darle todo y termine quedándome sin nada, dispuesto a comenzar desde cero. No
soy un escritor, tan solo soy alguien que aprendió a coser su cuerpo a medida transformaba
sus dolencias en prosas.
En ocasiones aprendí a llorar sin
que nadie viera mis lágrimas, olvidándome de reglas a seguir, como si el mudo
fuese mío, aquí también hay partes de ti, parte de esos sueños que todos
tenemos, parte de esos deseos que nos destrozan el alma, he juntado cada trozo
de mi y, también hay partes de ella, de esa hermosa figura que canalizo lo
mejor de mí y se tomo el tiempo de destruirlo. No soy un escritor, tan solo soy
alguien a quien la realidad le parece tan insignificante, que transforma su vida
en historia.
A medida mi cuerpo sangraba por
aquellas cicatrices que me dejaban los recuerdos, también observaba las partes más
dañadas, donde jugaba al suicida que alguna vez se había enamorado y miraba en
cualquier mujer, el rostro que mas había odiado, revolcándome con tantos amores
artificiales, que me termine perdiendo sin darme cuenta, volviéndome la basura
que siempre quise evitar ser. No soy un escritor, tan solo soy alguien que de
cada error cometido, creo un cuento de terror.
Soy alguien que se atrevió a
gritar, por que las voces que estaban en mi cabeza, no dejaban que las ideas
terminaran de formarse, soy alguien que con el licor encontró la forma de
purificar sus heridas, alguien que transformo cada letra en una droga para mentirme
a mí mismo y convencerme de que aun me queda algo por hacer. No soy un
escritor, tan solo se morir de apoco, con cada noche que me abraza, con cada
amanecer que me despierta, con cada beso que dan a mis labios, con cada caída que
deja marca en mis rodillas.
Así que no me digan poeta, tan
solo llámenme por mi nombre, cuando me lean, no piensen en un escritor, piensen
en un ser humano que aun no sabe que necesita, cuando miren a un extraño
llorando en la calle, piensen en mí, como si estuviese en mi habitación escribiendo,
cuando vean a un sujeto con una mirada perdida hacia el horizonte, piensen en mí,
como cuando me pierdo en medio de ideas bizarras y amores clandestinos.
No soy un escritor, solo soy
alguien en constante pelea conmigo mismo, enfrentando una batalla que no podre
ganar, entre inmoralidades, maldiciones, malas palabras y caricias ciegas, entre
sonrisas y lagrimas, entre amores y odios, entre tinta y sangre.
Cuando decida marcharme, cuando
no baste pensarte para aferrarme a esta vida, cuando los segundos pasen y el
asco inunde mis venas por que el amor se digno a abandonar mi cuerpo, cuando
todo lo que pueda ofrecerte se vea de un modo oscuro, por salir a flote las
ganas de matarme que intentaba ocultar con los “te amo” que te susurraba al
oído, pretendiendo hacerme el fuerte, cuando me canse de ignorar este enorme
vacío… ¿Qué será ti?
¿Vas a maldecirme por dejarte
sola? como si no hubiese tomado en cuenta tus sentimientos o ¿me culparas de
ser egoísta? por deshacerme de lo único que creíste haber amado, ¿iras llorando
a mi funeral diciendo lo mucho que vas a extrañarme? O ¿me llevaras flores
teniendo en mente que sabias que eso ocurriría? ¿Cantaras mis canciones
favoritas al viento? Como si desde algún lugar yo pudiera escucharte o
¿recitaras mis mejores poemas en honor a lo que hacía en vida?
Cuando me convierta en uno de los
personajes de mis relatos… ¿Qué será de ti?
¿Te desangraras como yo lo hago
ahora por tu ausencia? ¿Sentirás un vacio similar al que siento cuando tus
caricias me hacen extrañarte más? ¿Escribirás las cosas que jamás me dijiste
mientras vivía? ¿Te lamentaras por querer hacer tantas cosas que ahora…
simplemente dejas pasar? Cuando todas las oportunidades se agoten… ¿Qué será de
ti?
Cuando mi cuerpo comience a
podrirse bajo tierra ¿te darás cuenta del tiempo que hemos perdido?
Cuando los gusanos comiencen a
consumir la putrefacción de mi cuerpo ¿pensaras en todos los besos que ya no
podre darte?
Cuando leas mi carta suicida
¿pensaras que podrías haberlo evitado?
Cuando los días pasen ¿seguirás
sintiendo en tu pecho las lágrimas que tantas veces me viste derramar sin hacer
nada?
Cuando quieras decir algo bueno
de mí ¿llegaran a tu cabeza aquellas preguntas que te hago hoy?
¿Qué será de ti… cuando te des
cuenta que todo lo que podrías haberme dicho tan solo se convertirán en
palabras que gritaras a la nada?
Cuando el tiempo corra, cuando
alguien más llegue a secar tus lagrimas, cuando descubras que puedes amar
nuevamente, cuando te des cuenta que eres tan indiferente contigo misma como
para no importarte que manos acaricien tu cuerpo ¿pensaras en mi como el hombre
que te amo más que a la propia vida? O ¿dejaras que solo me convierta en ese hombre que ocupara unos vagos buenos
momentos en tu mente?
Dime… ¿qué será de ti cuando te
des cuenta, qué ese que mataba por ti, murió por la misma causa?
Hay ocasiones al despertar, donde
siento como si todo fuese irreal, como si las cosas ante mi fuesen a disolverse
con el tacto, como si mis ojos pudiesen deshacer todo aquello que toco con la
mirada, como si no perteneciera a este mundo o el mundo, fuse algo tan fugaz,
como esas pequeñas ideas que con el tiempo olvidamos, así, siento que yo,
también podría terminar por desaparecer, como si fuese un rastro de polvo y
alguien… simplemente soplara.
A veces las fuerzas abandonan mi
interior, otras cosas ocupan su lugar, las dudas desaparecen, las ganas se
difuminan con idean matizadas con presagios de insatisfacción que nunca se
hacen realidad, como si todo dejara de ser lo que es, como si a mi pecho se le
hubiese olvidado guardar mis emociones por las noches y despertara vacio, como
si a mi cabeza se le hiciera imposible acumular sensaciones, hasta mi cuerpo se
siente extrañado con las caricias el viento.
Al mirarme en el espejo, me doy
cuenta que en mi interior habita alguien más, alguien que por momento se ocupa
de hacerme sentir incomodo conmigo mismo, alguien que, al mirar directamente a
mis ojos puede notarse, se roba mis sentimientos y los esconde lejos de mí, en
aquellos lugares que temo visitar, para no despertar recuerdos que yacen
dormidos en los brazos del olvido, como si mi enemigo viviera dentro de mí, me
conozco y me desconozco al mismo tiempo.
Las cicatrices que más duelen,
las llevo en mi mente, tienen fechas y algunas van acompañadas de pequeñas
fotografías, todo eso paso a formar parte de una nada rotunda, realmente no sé
si el vacio que siento se debe a como haya despertado, pero me encuentro
sentado en el borde de un abismo, sin temor a caer y debajo todo pasa muy
lento, como si el tiempo no corriera, justamente eso, es lo que hace que un día
sea recordado u olvidado completamente, cuando el tiempo se detiene o cuando
pasa más rápido, es ahí cuando más atención prestamos.
Sé que tengo sueños, sé que tengo
metas por seguir, sé que me he creado un camino, que hay temores en mi
interior, que ahí están un montón de maldiciones escritas y otros textos más
desordenados esperando a ser plasmados, pero olvide donde estaba el interés
para cada una de ellos, no hay lagrimas, no hay sonrisas, no hay nada que me
haga sentir que estoy o que he estado vivo, soy como un fantasmas sin
recuerdos, al menos lo que tengo para comentar se siente como si no fuese parte
de mi, mis dedos se mueven y solo aquí, me siento real, cuando despego los ojos
de la pantalla, de nuevo me siento desorbitado, desconectado, perdido.
En mi interior, se que ahí, donde
nadie logra ver mas allá de una sonrisa fingida, esta esa cosa, esta ese ser
deforme que estando frente al espejo toma mi forma, esa cosa amorfa que se
quiere parecer a mí, pero que sus ojos hablan y lo delatan, yo lo sé, se que se
va llevando de mi todo aquello que conozco, todo aquello que experimento, sé
que me habla en ocasiones y logro escucharlo, aleja de mi las suposiciones de
felicidad que conservo para poder sonreír, como si de verdad me sintiera bien,
pero todo el mundo me culpa, me convierten en el culpable de este vacío que no
deja de crecer.
Nadie lo nota, pero en este
punto, creo que también desapareció aquella ansiedad que me agitaba, cuando me
señalaban por cosas que yo realmente no quería sentir, mientras yo estoy aquí
observando cómo mis dedos se mueven sin ganas, como el tiempo pasa sin notar
que me hago viejo con cada segundo que me abofetea el rostro, en mi interior,
esta eso que me hace sentir irreal, eso, que ha convertido mi vida en un sueño
de mal gusto.
Después de tantos años, después
de creer que me había olvidado de ti, mi cabeza viene y me hace esta pequeña
broma, viene a recordarme que tú fuiste un “para siempre” que la vida parece
querer recordarme, cada vez que el olvido se posa sobre tu nombre, no creo que
sea coincidencia, aunque tampoco creo que tu pienses lo mismo que yo, por que
de ser así, no aguantarías tanta locura, después de todo, eso fue lo que paso
conmigo, te cansaste de tan pocos momentos de cordura que había en mi.
He vuelto a soñarte, tan
delicada, tan cautivadora, tan malditamente feliz, que me enfermas en este
momento, me llenas de odio sin saber a qué odiar, me llenas de algo que no sé
como catalogar, no sé qué tan confundido debo estar para creer que estoy
perdiendo la cabeza, ni que tan estúpido debo ser para creer que un sueño,
significa más que eso, pero déjame creer, pero déjenme creer por un instante,
que soy ese jodido idiota que piensa que ha sido una señal, para saber que tu
también me piensas, que tu también me extrañas, aunque no vuelva a buscarte, déjenme creer que
desearías que eso pasara y… que si llegas a leerme, te preguntes si esto es
contigo.
Ya no me quitas el sueño por las
noches, he aprendido a amar otras cosas, descubrí que existía este mundo
gracias al vacio que dejaste una vez, queriendo llenarlo constantemente,
escribo, ahora simplemente no puedo dejar de hacerlo, llegando a creer, que lo
único bueno que me dejaste, fueron las ganas de todo, menos de ti,
También me enamore de los
pequeños detalles, me enamore de las cosas que por lo general nadie más nota,
voy por la vida apreciando las “comas” mal puestas, después de todo, voy por la
vida sin quererla, de hecho, no nos llevamos muy bien, somos como hermanos
pequeños cuando no quieren hablarse, convivimos, pero una que otra vez
decidimos ignorarnos, no pretendo culparte, ni culpar a nadie, la culpa la
tienen unas manos cansadas, unos pasos en falso, unas cuantas mentiras, unos
cuantos sueños, unas cuantas promesas.
Cuando desperté, creí que eso que sentía en mi pecho eran ganas de llorar, pero misteriosamente, sonreí, aunque
aun no descubro si por haber despertado o por haberte soñado, si por haberte
abrazado una vez más o por darme cuenta que solo era un sueño, si por haber
escuchado una vez más tu voz sin sarcasmos u ironías o por darme cuenta que
justamente todo había sido un sueño, del que desperté cuando decidiste creer,
que yo no era el indicado para ti.
Y realmente he
llegado a pensar, que no se ser el indicado para nadie, mi significado del
amor, hace que el amor deje de parecer lindo, aunque hace que parezca un poco
más real, después de todo, no hay nada mas imperfecto en la vida, como el amor;
tan solo unas mentes tan retorcidas y manipuladoras como la de los poetas,
hacen del amor algo tan maravilloso y tan simple, como para que cualquier
estúpido como yo, crea que ama, al fin y al cabo, somos una mentira que con el
tiempo nos vamos volviendo verdad,
porque olvidamos la razón por la que mentimos.
Y si he vuelto a soñarte, quizá
es porque eso de que el tiempo no cura las heridas, es verdad, después de todo
el nos da y nos quita, nosotros decidimos que hacer con lo que tenemos o qué
hacer con lo que se nos va, me gusto haberte saludado en mis sueños, ahí, donde
todavía eras esa chica perfecta e imperfecta a la vez, esa cosa que aprendí a
no repudiar, tan solo porque te di tanto mi, que odiarte, seria odiarme a mi
mismo.
Estaba pensando en dejarte ir, en
escribir una carta y tratar de comprender que dejaste de ser mía, que jamás lo serás,
que ya caduco el tiempo donde alguien como yo se siente cómodo viviendo de una
mentira, hoy solo me carcome tu esencia, solo me maldicen tus caricias, solo me
desgasto con sutiles espasmos orgásmicos en nuestros ya cansados encuentros
pasionales, que por costumbre, ya ni improvisamos una nueva forma de quitarnos
la ropa, solo disfrazamos nuestro capricho de no rendirnos, con charlas a bajo
volumen, pero ya basta, ya no hay razón para seguir ocultando un “adiós” detrás
de esos besos que solo secan el alma.
Romperé los marcos donde nuestras
fotos colgaban, quemare cada recuerdo que me quede de ti, lanzare a la basura
todos los “te quiero” que se quedaron al lado de mi cama y me marchare, no con
odio hacia ti, sino, odiándome cada segundo mas, por no tener las fuerzas
suficientes, para seguir intentando crear el mundo que tantos nos habíamos prometido,
pero se calcinaron aquellas promesas, se desvanecieron aquellos sueños, a tal
punto que… no logro recordar el momento exacto en el que comenzaron a nacer las
cartas de amor con tu nombre.
Me voy, sin saber a dónde
caminar, dejando aquellas fotografías que te recuerden a mí, a un ser lleno de
defectos que se olvido de ellos por un momentos, para admirar por completo la supremacía
de se ocultaba debajo de unas cuantas miradas entristecidas, por lo que le había
tocado vivir.
Las verdades que ayer nos habían juntado
hoy se sienten como mentiras, mentiras que dañan el palpitar de un corazón que
se canso de reconstruirse cada noche, solo, porque ya no había tiempo de
dedicarse a las mismas cosas de siempre, ya no había tiempo para dedicarse a
los mismos detalles pequeños que nos habían enamorado, la juventud escapo por
nuestros ojos, la dejamos correr libre mientras nos quedábamos prisioneros
dentro de nuestros cuerpos marchitos, hediondos a cotidianidad.
No fue que me haya aburrido de
ti, de tu cuerpo, de tus palabras, no. Me aburrí de tu ausencia, no esa que se produce
cuando los cuerpos se separan por largo tiempo, esa se puede soportar a medida
nos convencemos de lo que sentimos y ayudamos al otro a confirmar nuestros
sentimientos, no, esa distancia se rompe, pero esa ausencia que nace cuando se
duerme en la misma cama, hace que un alma deje de sentirse querida.
Sentía que extrañaba tus besos,
aun cuando nuestros labios se juntaban con aparente sincronía, extrañaba tu voz, dulce, tranquila, cínica
por momentos, extrañaba tu compañía, aunque cada día nuestras miradas se
cruzaran tratando de mostrar simpatía, la costumbre te hizo aceptarme, en
cambio, a mí, la costumbre me hizo saber que ya no esperabas mas de nosotros,
que ya no esperabas mas de mí, porque creías que lo había dado todo, que ya
nada podría sorprenderte, por eso me voy, para que le des a alguien más, la
oportunidad que en sus momentos, yo tuve, ya es tiempo de que comiences a vivir
una vez más.
Me voy, sin dejar de amarte, me
voy, para que vuelvas a amar, me voy, dejando mi corazón a tu lado, pues no le
sirve a alguien que escapa del mundo, sin intención de usarlo nuevamente,
vacio, el amor que radica en mi ahora es vacio, porque lo dejo todo en esta
despedida, para que con lo que te quede, hagas feliz a otros brazos, llenes ese
vacío que no sabias se había formado en ti. Me voy, para que tú seas feliz.
Ha pasado tiempo desde que logre
sentirme tranquilo, la verdad, temo por el momento donde llegue a perder el
control, donde mis manos ya no puedan narrar sobre ese lado que en ocasiones,
trato de ocultar al mundo exterior, mostrando pequeños prestigios en algunas de
las prosas que lleguen a salir a flote, pasando por ese mar acuoso que no
siempre trae consigo pensamientos aceptables, ni siquiera por mí mismo, pero
por más raro que parezca, algo siempre se mantiene intacto en mi cabeza, a
veces llega en forma de reclamo, en ocasiones como consuelo, pero siempre esta,
tu presencia, siempre está conmigo.
Quizá no sea el típico hombre
enamorado, que trate de impresionarte a cada momento, con comentarios
ingeniosos, con obsequios adornados con cartas de amor, con globos o peluches,
tampoco soy como esos hombres de los que lees en los libros o existen en las
películas, mucho menos trato de ser como uno, quizá ni sepa como verte a los
ojos la mitad del tiempo y puede que mas sean las veces que los nervios me
traicionen, no soy la persona que siempre podrá brindarte charlas interesantes
o chistes oportunos y no, no siempre habrá un poema debajo de tu almohada al
dormirte o despertarte.
No sabré como solucionar todos
tus problemas, ni si quiera sé cómo solucionar la mitad de los míos, no
pretendo inventarte mundos de fantasía donde sería perfecto llevarte, sé muy
bien que esas cosas solo existen en nuestra imaginación, la realidad, está
llena de rutinas, de monotonías, de ideas que no siempre se completan, no soy el
hombre indicado para ti, lo sé y quizás, tu también lo sabes, incluso primero
que yo.
No quiero hacer del mundo un
lugar mejor para ti, querer eso, seria entregarte un mundo aburrido, sin
alegrías, sin sufrimiento, sin calma, sin caos, todos necesitamos del dolor
para saber que sabor tiene la alegría, por eso solo quiero que aprendamos a ser
mejores, juntos, para enfrentar al mundo y mostrarle que, no necesitamos estar
hechos el uno para el otro para caminarlo, no necesitamos ser iguales para
observar lo que nos ofrece, que no tenemos que ser perfecto para conocer la
perfección de los pequeños instantes… que si puedo mostrarte.
Te ofrezco mi
realidad, el hombre que detrás de los defectos, detrás de sus dudas, te guarda
ahí, detrás de sus ojos, ese que quizá no llegue a notar tus zapatos nuevos,
pero si se dará cuenta cuando necesites un abrazo, no te llevare a un lugar
elegante lleno de gente, te llevare a un lugar alejado, donde podamos comer
tranquilos, observando las flores, mirando algún rio, detallando las nubes,
escuchando el viento, escuchándote a ti y no a lo que otros opinen sobre lo
nuestro.
Quizá no pueda
darte algo que luzcas frente a tus mejores amigas, pero puedo darte algo que
luzcas para ti misma, algo que te llene a ti y no que llene a los que te rodean.
Soy este hombre
enamorado, que cuando se quede sin palabras, podrá leerte, que aun cuando este
cansado, podrá escucharte, que sin importar cuál sea la hora, querrá mirarte,
que sin importar como te levantes cada mañana, se seguirá impresionando por que
una mujer como tú, este al lado de alguien como yo.
Te ofrezco el
presente, sin sueños, sin una promesa de eternidad, habrá momentos que
parecerán eternos, habrán segundos que no querremos que terminen y habrán días
que vamos a desear no hubieran existido, pero cuando te canses, cuando grites
que todo ha sido en vano, cuando llores por que las dudas llegaron a ti, yo voy
a seguir aquí, en el mismo lugar, sintiéndome orgulloso de lo que eres, de lo
que somos, creando la oportunidad, de que puedas enamorarte de mí, cada día.
Te ofrezco…
nuevas rutinas cada cierto tiempo, nuevas aventuras dentro de nuestra
habitación, un amigo cuando no quieras
que te toquen, un amante para cuando la pasión se nos escape por los poros; no
siempre voy a ser el hombre perfecto, no siempre vas a ser mi mujer perfecta,
pero siempre… vas a estar ahí, tú presencia, siempre estará conmigo
Realmente comenzar a hablar de ti
representa un gran reto, no porque no sepa como comenzar, como siempre,
terminar será el problema, así como comenzabas tomando vida en mis noches
solitarias, detener aquel rodaje excitante siempre me complicaba las noches, prefería
soñar contigo despierto, así no lograbas sorprenderme, siempre deteste las
sorpresa, soy un amo rotundo del control y sin embargo, tú me haces perderlo a
cada momento.
No sé a dónde se iba mi
conciencia cuando te miraba, lo peor de todo, es que nunca supe si realmente
estaba enamorado de ti, lo único cierto es que aun ahora, no soportaría perderte,
después de tener la rosa más hermosa del jardín para mí, no me permitiré dejarla
libre de nuevo; lo lamento en cierto
punto ya que jamás quise privarte de tu libertad, pero al fin y al cabo todos
somos prisioneros de algo, yo prisionero de tu belleza, tu, prisionera de mis
ganas de ti.
No sé si fue tu delicadeza al
tratarme, el brillo que se escapaba por tus ojos cuando hablabas de algo que te
apasionaba, esas caricias que parecían dejarle mensajes subliminales a mi
cuerpo o esos besos, oh, esos besos que incitaban disimuladamente a tomarte sin
importar el lugar donde estuviéramos, quizá eso nos caracterizaba como una
pareja extraña, pero qué más da que el mundo nos viera de reojo, si tus gemidos
iban a la par con mis deseos.
Tu caminar era una oda a lujuria,
pero no sé si era por tu delicadeza o esa ternura que caracterizaban tus
movimientos, que me hacían sentir más vivo. Tu silueta bajo la luz tenue de mi
perversidad, dejaba resaltar esos hermosos senos, esperando por mí, por estos
labios que proclamaban tu nombre cuando te alejabas y alababan tu cuerpo cuando
te tenia, cuando te iba desnudando con aquella delicadeza que te gustaba
descubrir el cuerpo. Danzar era nuestro ritual a la hora de hacer el amor.
Donde mis manos buscaban tocar algo
más que tu pecho, algo más que tu intimidad, siempre tuviste esa peculiar
cualidad de hacer que me olvidara de mi cuando te tenía en frente, era yo, el
hombre más afortunado del mundo al probar los manjares que ofrecía tu piel,
desde el día que también fui capaz de robar tu inocencia, con el primer beso,
con la primera caricia, con la primera noche juntos, que revivía constantemente
cuando me inventaba mas noches contigo, para soportar la soledad.
Francamente, sabía que no soportaría
mucho seguir pasando las noches solo conmigo, estar lejos de ti me volvía cada
segundo, un poco más insoportable, necesitaba estar en ti, calmar los susurros
en mi cabeza con tus delicadas manos masturbando mi ego y haciéndome eyacular
palabras de amor,
Necesitaba de aquella niña
consentida en la que te convertías, para conseguir las cosas que se proponía, de
manera indirecta soy yo el que está siendo dominado por ti, a pesar de ser tú
la que se vea obligada a seguir llenando mi vacio.
No sé si fue tu delicadeza, la
verdad. Pero fuiste tú quien me hizo enloquecer, fuiste tú la que me saco del
entorno en que me había sentido cómodo, fue en ti en quien encontré la aceptación,
incluso de mi mismo y, fue tu cuerpo, fue la perfección de tu cuerpo, la que me
ha enseñado que en la vida hay cosas que vale la pena conservar, aun cuando parece
que el tiempo quiere desvanecerlo y… a pesar del estado en que te encuentras,
sigo sintiendo las mismas cosquillas que sentí, cuando aun tu respiración erizaba
los vellos de mi nuca.
¿Hay algo más satisfactorio que
ser quien quieras ser cuando quieras serlo? El problema con esto habitualmente
resulta ser que, perdemos nuestro verdadero horizonte, nos olvidamos de que
realmente queremos, por querer lo que nos inventamos, pero, si buscamos escapar
de nosotros mismos, es una vía razonable, después de todo, si llegamos a este
punto, no hay muchas cosas que se pueda querer recordar de lo que fuimos o de
lo que estamos dejando de ser.
Escribe, quieres intentarlo, pero tu cabeza se convierte en
ese candado que no se abre para dejar salir tus ideas, desglosa las mentiras
que siempre te dices frente al espejo y transfórmalas en una historia ¿cómo
hacerlo? Engáñate… después de todo, hasta el día de hoy, has vivido engañándote
para pretender estar de alguna manera, conforme. Conforme haciendo lo que se te
obliga a hacer, conforme con aquello que terminas diciendo tan solo para no ser
criticado, conforme con vivir de la manera que otros te dijeron que debías
hacerlo ¿eres joven y vulnerable? Correcto, vulnerable pero no por ser joven,
te lo han hecho creer.
Esconderse detrás de unas cuantas
letras no te hace cobarde, si logramos crear nuestra realidad, porque no
crearnos otra vida por un momento, un corto momento es lo que necesitamos para
cambiar algo, llorar unas penas que no sean nuestras, reír de alegrías que
imaginamos, pelear aquellas batallas que no nos pertenecen, a veces ahí, es
donde se esconde un verdadero héroe, tergiversar ese vacío que nos quita el
sueño, en algo que no deje dormir a alguien más, a veces es algo que puede
hacerte desprender por un instante, de esa inseguridad que nos hace sentir
solos.
Nos tomamos la tarea de
convencernos de que estar en algún lugar vale la pena, de que las cosas son
mejores de lo que parecen, porque alguien en su momento dijo que ver las cosas
con optimismo nos llevaría lejos, pero ¿qué pasa con aquellos que tenemos los
ojos cansados y la vista perdida? que no hayamos si no repulsión a donde quiera
que clavamos la mirada, nos impregnamos del asco de los día a día, de soportar
al mundo con sus mentiras, y algunos otros de tener que soportarse ellos
mismos, porque no hacer algo interesante con tanto dolor o en su defecto, con
tanto aburrimiento por la vida.
Somos actores, actores que no
saben qué papel han recibido, personajes de libros que no saben en qué dirección
moverse, he improvisan, improvisan sonrisas, amores, peleas, improvisan catástrofes,
para entretener a alguien, para entrenar a un público que tampoco sabe lo que
quiere, entonces… ¿por qué no comenzar a entretenerte a ti mismo?
¿Por qué no tomar esa arma que te
haga ser notado? Así no tendrías que fingir soportar a todos, después de todo,
todo villano tiene su final en su historia, pero al fin y al cabo es recordado
por hacer algo. ¿Por qué no tomar una soga y suprimir todos aquellos
pensamientos que te atosigan? Callar las voces a veces es solo una nueva
oportunidad de sonreír antes de que todo termine. ¿Por qué no tomar el lápiz y
ser todos los estados de ánimo que guardas dentro? así, los únicos que corren
peligro, son aquellos que vivan dentro de tu mundo, dentro de tus mentiras,
dentro de la persona que realmente eres.
Soy un desastre de emociones,
¿que podrías esperar de mi? tan solo cúlpame por tu desgracia y dispara contra
mi todas tus verdades, también aquellas mentiras con las que te gustaría verme
arder en el infierno de tus ojos, cúlpame y corre, corre para salvarte de tu
desdicha al verme tirado en el piso, aun, contemplando la belleza de tu ser.
Soy un susurro dedicado a tu silencio, una mala palabra en tu discurso
elegante, así que cúlpame y pon a mi cargo, todas las lagrimas que has
derramado y solo si quieres, todas aquellas que faltan por derramar.
Soy aquella cosa que no puede
componerse, ese paso que siempre tropieza con la piedra del camino, solo porque
quizá, me he encariñado con esa miserable piedra que me hace caer, si decidiste
convertirme en la piedra de la que te has encariñado, no busques confort en los
gritos que no logres entender, ni en los silencios que mal interpretes, porque
aquí solo sobra dolor, para que selles todas tus sonrisas con un beso que no
deje maldecir aquella blasfemia a la que hemos llamado vida.
Cúlpame por llenarme con imágenes
desagradables e insultos a lo sagrado, maldíceme por quererte en medio de tanta
basura y con toda esta basura que poseo en mi cabeza, aun querer darle nombre a
los prestigios de humanidad que llevo dentro, me gusta apreciar la belleza
natural, aquella que va enmarcada en blanco y negro, fantaseo con violaciones y
asesinatos que al final, logran causarme orgasmos por las noches solitarias
donde pienso en ti, donde pienso en las fotografías que te has tomado, que te
he tomado y aquellas que desearía tomarte.
Soy un desequilibrado que solo
encuentra equilibrio al escribirte a ti, al escribirle a cualquiera que sea
capaz de ver a través de estas enfermas ganas de satisfacer mis gustos en la
distancia y la miseria, si… solo se causar sufrimiento, cúlpame por no querer
abandonarte a tu suerte y preferir que seas infeliz conmigo a que seas feliz
con alguien más; voyerista por excelencia, perdido en unas cuantas palabras de
amor que al final de cada texto pierden el sentido, porque sin sentido, termino
escribiendo.
Cúlpame por ese sentimiento que
despertó aquel día, así como me culpo yo, por dejar que ese mismo sentimiento
naciera al verte, no es tu belleza la que me mantiene a tu lado desgarrándote
la vida, es tu desorden el que vale la pena apreciar en medio de tanto
desastre, después de todo, ¿que mas puedes esperar de un ser como yo? que sueña
con hacerle el amor a la muerte, mientras los cuerpos inertes se acostumbran al
frio que fueron entregados, cuando los abandono la vida.
Cúlpame por ese vacío que sientes
en el pecho cuando miro en otras direcciones, por escribir a otros horizontes,
ódiame mientras haces el amor con alguien más, pero aun así me recuerdas, escríbeme
cuando quieras insultar a la vida, llámame, cuando quieras entregarte a la
muerte, di mi nombre cuando quieras olvidarte de ti, que estaré esperando tu
fotografía, acompañada de todo ese desastre que llevas dentro, para contar los
escombros que el paso del tiempo, ha dejado en nuestros corazones.
Sin darme cuenta, estaba ahí, observando
el infinito en una fotografía. Esperaba que por arte de magia algo dentro de mí
despertara, que aquello que entraba por mis ojos pudiese otorgarme la duda de saber
si seguía viviendo o simplemente vagaba en este mundo, como un ente que estaba destinado
a derramar lagrimas, a componer tristezas, no encontraba razón alguna para mi
letargo.
Cuando caminaba me gustaba
imaginar que me dirigía a algún lugar donde siempre estuviese lloviendo, al
menos así, el mundo expresaría lo que por las noches no me deja dormir, ese
caos que termina por humedecer mis ojos; esta sátira donde vivía me confundía,
no sabía si trataba de morir o por intentar vivir… moría, estaba perdido en
aquellas pequeñas cosas que sin sentido me rodeaban, monumentos dedicados a mi bizarra
obsesión, esa que me convertía en un narcisista artificial, esa misma que camuflaba mis complejos con
naturalidad, todo para hacerme caer de forma que nadie lo notara.
Mis sonrisas siempre terminaban
por deformarse frente al espejo, de una manera grotesca siempre encontraba la
forma de terminar odiando cada momento de felicidad, quizá por creer que si me
aferraba a ellos, el golpe seria mas fuerte cuando la realidad me golpeara a la
cara, con la misma delicadeza con la que una puta te regala muestras efímeras de
afecto.
Aquella silueta que se notaba a
contra luz, se había convertido en mi peor enemiga, hacia revivir caricias con
las que había soñado por tanto tiempo que, al final de todo, solo se fue
quedando el veneno, solo se fue quedando el vacio, solo se fueron quedando los
besos que había guardado al lado de mi cama para estos momentos de soledad, donde
ignoraba que la ausencia se había apoderado de todos aquellos abrazos que en su
momento, fueron la gloria, ya que hoy solo son el preámbulo a la decadencia del
alma.
Por estar buscando en aquellos
ojos algo más que mi reflejo, termine desnudando mis emociones a quien solo
supo tragarse mis cursilerías para escupirlas en el piso y burlarse de lo que
una figura insípida como la mía, pudiera sentir. Ahora me pregunto si piensa en
mí, después de ser yo quien escupió en sus suplicas al pedirme que la dejara
ir.
Había tomado el habito de mirar
al pasado, quizá por eso aun conservo su fotografía, para sepultar todos los días
los sentimientos de culpabilidad que me invaden, por estar aquí, mirándola, sin
saber que será de ella, sin sentir más sus falsas miradas compasivas o sus ojos
desorbitados pidiendo ayuda. Quizás mientras
siga mirando el infinito, siga pidiendo piedad a mí mismo para acabar con
aquello que odio, tan solo por ser lo que ella hubiese deseado, mi miserable
existencia.
Darle clasificación a mis
sentimientos a menudo era un caso perdido, encontrarme conmigo misma por las
noches era el momento que más detestaba, puesto que, acariciar y sentir mi
cuerpo se había vuelto un habito poco atractivo, las voces me susurraban al
oído, que era lo que necesitaba para controlar los demonios y no precisamente
se trataba de los míos, sino los de aquella figura atemorizante que se postraba
al borde de la cama, esperando tanto de mi ser, admirando tanto de mi cuerpo,
con aquella mirada penetrante que yo tanto aborrecía.
Nunca supe cómo llamarle a lo
nuestro si entre caricias apasionadas y palabras forzadas, no fuimos más que
dos amantes que aprendían a despreciarse a medida descubrían más uno del otro,
éramos un error de aquellos que no quieres corregir, oprimías mi llanto para
luego lanzarme de un extremo a otro, mientras que mis estados de ánimo se
encontraban igual de confundidos que nuestras lenguas cuando nuestros besos se
extendían y sin saber por qué, no podía detenerme, aun queriendo alejarme,
correr y gritar la repugnancia que me provocaba el estar al lado de alguien que
apenas sabía algo de sí mismo.
No me tomo mucho tiempo darme
cuenta que era como mirarme en un espejo, una versión que no sabría decir si mejorada
o más precaria que la mía, acariciaba su cabello y notaba los gestos que se formaban
en aquel rostro tan marcado por el tiempo, que se podían inventar miles de
historias horribles sobre su vida, miraba aquellas manos que transmitían al
tacto miles de sensaciones que no iban acorde con lo que mis ojos veían y tan
solo esperaba el silencio, intrigada por todas las maldiciones que llegaban a
mi mente.
El lugar donde siempre quise
estar jamás fue al lado tuyo, pero realmente jamás quise estar en ningún otro
lugar, por eso se me hace tan difícil el comprender por qué en este momento
donde las sabanas me abrazan en la oscuridad de esta fría habitación, mi cuerpo
pide a gritos el tuyo, tratando de entender como mis labios buscan
incansablemente tu sabor en la boca de algunos extraños a los que he llamado
amor por simple costumbre, ¿que tanto nos hemos engañado como niños malcriados?
si no pertenecemos a ningún lugar, pero nuestros complejos caminan sin rumbo
alguno... en la misma dirección.
Era fácil el imaginarme otro
mundo, pero tan difícil que fuese uno donde no estuvieras, donde tus palabras
no afectaran mis acciones o donde mis lagrimas no llevaran de alguna manera tu
nombre, no fuiste indispensable para mi, jamás llegaras a ser indispensable y
de la misma manera, yo tampoco llegare a serlo, pero con el pasar de las horas
también pasan distintas preguntas por mi cabeza, es inevitable no intentar
adivinar ¿en qué momento me estarás pensando?, pero fue tu ausencia la que me
ha enseñado que de todos los motivos por el cual sentirme mal, el que mi lado
de la cama este vacío, es el que más me ha costado asimilar.
Siempre deje que fueses el
escritor de todas nuestras desgracias, mientras nos reíamos de la vida de
aquellos que solo contaban sus virtudes, contaba tus defectos y los comparaba
con los míos inventándome historias que jamás te contaba, pero donde siempre
terminábamos desnudos uno al lado del otro, creando nuevas formas de
destruirnos, armando aquellos juegos de rol donde pretendíamos ser personas
distintas y así aburrirnos de nosotros, pero jamás de las mentiras con la que
fantaseábamos cada noche.
Sentir como invadías mi cuerpo se
volvió algo tan complejo, que perdería mi tiempo intentando explicar todas las
malas palabras que se cruzaban por mi mente, todos aquellos insultos que con
mis dedos escribía en tu pecho, todas aquellas aventuras que nacían entre mis
piernas, donde le dimos otro significado a la manera de odiar de dos personas
que aprendieron a convivir con algo que iba mas allá del cariño, cuando nos
faltábamos el respeto y aun así sonreíamos, sonrisas que hoy se han convertido
en lagrimas por todos aquellos chistes que perdieron la gracia, el mismo día
que decidimos traicionarnos y creer que era mejor serle fiel a esta soledad que
se ha vuelto tan vacía sin ti.
Había comenzado a escuchar una melodía triste, una de esas tonadas que
te hacen olvidarte del mundo y sin embargo, no había podido sacarte de mi
cabeza, estabas ahí escondida de manera desagradable, a pesar de querer
desecharte constantemente con toda la basura que guardaba entre susurros, para
limitarme a escuchar el silencio de mis pensamientos mientras enloquecían por
tu ausencia.
La
ausencia de aquellas caricias desmembraban cada una de las partes de algo, que
al carecer de etiquetas quisimos llamarle amor, esos juegos debajo de las
sabanas donde describíamos nuestras propias realidades alternas, donde no sabía
donde terminaba un cuerpo y comenzaba el otro, impregnados de toda aquella
porquería a la que quisimos tomar como buenos recuerdos, hoy, no son más que
aquellas imágenes filosas que desgarran nuestras bizarras ganas de
desprendernos el uno del otro.
Nuestras manos
danzaban buscando en la piel del otro aquellos trozos de humanidad que nos
faltaban a nosotros mismos, completarnos, ante mis ojos, se fue convirtiendo en
una desagradable forma de darnos cuenta lo miserables que somos, que fuimos y
que seguiremos siendo sin importar cuantas veces nos sigamos viendo o cuantas
veces tratemos de olvidar nuestros nombres al mentirnos, pretendiendo que otras
pieles cubran nuestros errores, jugando a que no nos importamos y sin embargo
no poder dejar de pensarnos, de odiarnos y no poder dejar de extrañar las
nauseas que nos provocábamos al amanecer uno al lado del otro.
Me volví un
filántropo entre tus senos, amando sin darme cuenta de que sucedía a mis
espaldas, fuiste como un borrador de esencias que mientras más veces me perdía
entre tus caderas mas iba olvidando de lo que había sido de mi en los últimos
años, quizá por la ausencia de palabras bonitas o el exceso de insultos que nos
llevaron a confundirnos y terminar por asquear lo que había comenzado sin
sentido.
Mi cuerpo se
estremecía por cada puntada que recibía mi pecho al tocarte, por deslizar mis
manos por tu cabello y conjugar versos oscuros alrededor de tu cuello, por
desvestirte entre poemas y prosas que mostraban lo decadente y vacía de
nuestras vidas, relatando párrafos amorfos de cortesía de la cual terminábamos
riéndonos por no encajar en aquello que todos conocían perfectamente, la vida.
Mi falta de
caballerosidad surgió al momento de darme cuenta que no llegaríamos a ningún
lado, pero como negarme a unos últimos besos aun cuando nuestros cuerpos ya se
habían aburrido al contacto de nuestras envejecidas pinceladas grotescas, que
intentaban hablar, a pesar de que el tiempo se había encargado de dejarnos
mudos.
Las bestias que
rondaban en mi habitación siguen preguntando por ti, por todos aquellos
momentos que te vieron llorar mientras te hacia mía, soportaba aquellas lagrimas
bañando mi cuerpo, tan solo por seguir sintiendo tus manos en mi pecho,
mostrándome lo insignificante que era al terminar por rendirme ante un deseo
tan precario como lo es el necesitar una compañía y aun así, no saber si fue
amor, odio o insuficiencia aquello que nos unió o aquello que nos ha separado.
Sigo escuchando
aquellos susurros que no me dejan dormir por las noches, aquellos que me
cuentan las veces donde probábamos lo desconocido, noches donde llegue a
explorar tu cuerpo al punto de conocerte mejor de lo que tú misma te habías
conocido, noches donde mi lengua dibujaba los mejores cuadros eróticos en todo
tu cuerpo, probando hasta la última gota de ti, tan solo para averiguar que
tanto podía soportar, solo porque tenias ese toque tan absurdo, tan decadente
que te hacia tan diferente al resto, pero fue así, con tus malditos defectos
que termine por comprender que a pesar de inspirarme con tu ausencia, tenias
mejor sabor que esta soledad que me mata lentamente.
Hace mucho tiempo que los minutos
comenzaron a pasar de manera lenta, haciendo los días más pesados, las noches
más largas, los instantes eternos, instantes oscuros que me toman por la
garganta y presionan ese nudo que hace que las palabras no salgan, con voz
quebrada y forzada a penas murmuro quejas que rebotan en las paredes de mi
habitación, escuchando voces externas que laceran cada una de las heridas que
exteriormente no pueden divisarse, quiero silencio.
Quiero ese silencio que por
momentos me deje pensar que somos algo más que una ilusión fugaz en esta
continua rutina autodestructiva con la que muchos sonríen por simple
conformidad, mientras que otros buscan en cuentos de hadas la fe perdida que
tienen en ellos mismo, títeres utópicos y fragmentados en conceptos moralmente
estructurados, caricias dedicadas al desprecio que logran tenerse hacia ellos
mismo aquellos que sueñan con ser algo más que la escoria en la que se han ido
convirtiendo, sin el valor para gritarlo, hoy después de tanto gritar
maldiciones hacia la nada, quiero silencio.
Miro el horizonte en ocasiones,
tratando de encontrar en los detalles menos importantes una razón más fuerte
por la cual no tomar todas mis emociones y ahorcarme junto a ellas observando
cómo se cortan las venas una a una, hasta quedarme vacio, mas vacio, mas hueco,
siendo un caparazón, que se va desmoronando con cada respiro y cada susurro que
llega a mis oídos cansados de escuchar toda clase de mierdas repetitivas a la
que la gente se aferra para catalogar aquellas cosas que no conocen, etiquetas
bastardas que representan lo que ellos llegan a ver, pero no a sentir, no soy
un escritor gritándole al papel, soy alguien que se canso del ruido interior y
ruega un poco de silencio, alguien que esta noche dormiría tranquilo si no
tuviera nada que decir y el papel que tengo al lado de mi cama se quedara en
blanco.
No quiero escuchar el llanto de
los desdichados que se han buscado sus fracasos, no quiero escuchar el llanto
de aquellos que se dieron cuenta que sus mentiras fueron descubiertas, no
quiero escuchar al hombre que ha sido infiel llorando por quedarse solo, ni a
la mujer que llora en los brazos de su amante por no saber que hace con alguien
que no la llena emocionalmente, basta de pseudo-escritores gritando falacias
para ser leídos y basta de los moralistas tratando de censurar las cosas que se
escapan de su racionamiento, basta del religioso que no puede guardarse sus
oraciones para la oscuridad de su habitación y basta del ateo que grita la
inexistencia de Dios, basta de mi y de toda esta animadversión que me llena.
Basta de adulaciones por compromiso y basta de caricias frías en la cama de
seres que no se aman, tan solo… quiero silencio.
Hubo un tiempo donde comencé a enriquecerme
con promesas vacías, con argumentos trillados de los que siempre buscaba
escapar, tratando de encontrar en el amor aquella parte que me faltaba, para
terminar por descubrir que alimentarse de ilusiones solo ocasiona el suicidio
de aquellos sueños que antes podían llegar a sacar sonrisas, hoy tengo mis manos vacías, acariciando el
aire con las mismas ganas que antes acariciaba un cuerpo, maldiciendo la
ausencia y apreciando la compañía de mis atesorados tormentos.
Le he dedicado tantos poemas al
viento, a la luna, a la muerte, que por las noches mis más aberrantes amantes
no me dejan dormir, se acomodan desnudas a mi lado y acarician mis miedos,
aunque por el tiempo que ha pasado, no logro reconocer siquiera alguno de mis
temores, pues se han desvanecido con la misma esperanza que estaba por volverme
loco y me volví un malabarista, que jugando con mis propias emociones para conseguir
camuflar mis penas, nostalgias y lamentos.
Durante aquellas orgias que se
desarrollaban en mi pequeño mundo, esas compañías me desnudaban lentamente,
como si fuese una pieza delicada de porcelana, me dibujaban falsedades en los
labios con los que pretendían doblegarme, cerraba los ojos y pretendían comprar
mis lagrimas, mis risas, mis ideaciones malditas.
Mis manos vacías traían consigo el
peso de todos los golpes que le había dado a mi frustración, mi pecho guardaba
dentro cada golpe que recibía de un intento absurdo por no estar solo, pero
cuando estoy solo, los únicos que sufren son los personajes que voy creando a
medida van muriendo las otras partes de mi.
Me convertí en un vagabundo sin
sentido, que compone con sus desgracias paisajes decrépitos y desagradables, en
honor al desamor y la angustia que me dejo un tanto desorbitado, perdido y
perplejo, no soy un muerto que camina, solo soy alguien que olvido como vivir.
El Amor no fue más que una parte
de mí que me enseño a distraerme de algunas cosas, a darme cuenta cuanto puede
llegar a cambiar alguien cuando se quiere y mejor aun, cuanto puede llegar a
cambiar alguien cuando no se es correspondido.
Mire mi reflejo sumergido en
tinieblas, suspire, mis manos eran ese instrumento que me convertía en Dios
cuando nadie más veía, un Dios cruel y desalmado, semejante a esa silueta toda
poderosa que se observa cuando toda esperanza se ha perdido; cada personaje que
moría, cada caricia desvanecida en papel tenía el mismo propósito, satisfacer
las aberraciones que pasaban por mi cabeza durante todas esas noches donde el
alcohol se volvía parte de mí y yo por mi parte, me convertía en una pequeña
gama abstracta de maldiciones distintas, surrealistas, donde los miedos eran un
arma contra la cual luchar. Siempre me mantuve en cautiverio, después de crear
a mi ángel más bello, escapo y ha querido tomar mi lugar, me ha hecho una
persona desdichada dispuesta a pagar todo el odio que se le atraviesa con el
folio.
Jamás me preocupe por esas
nimiedades que las demás personas observaban, carecía de afecto, por lo que fue
fácil el proceso que me hizo aislarme de todos, jugando a ser un misántropo y
un acomplejado narcisista disfrutaba recreando historias en la pared de mi
habitación, inventándome recuerdos para creer que era una persona distinta a la
que mis ojos observaban a través del espejo, era omnipotente, omnipresente y
omnisciente. Estaba en todos lados y nadie podía verme, podía decir quien nacía
y quien moría y todos creían que era parte de la ley natural de sus vidas, les
decía a quien adorar mientras que todos desconocían mi existencia, cortando el
hilo de quien yo quisiera, haciendo sufrir a quien quisiera para sentir esas
ansias de poder que unas cuantas letras otorgan al escritor, era una gran
manera de distraerme, fingiendo ser ese escritor al que todos leían.
A solas el tiempo carecía de
valor, era tan solo una ilusión que me hacia olvidar si había sentido hambre,
odio, amor, era un ente que existía para satisfacer necesidades que no tenia,
era una invención a la que le había dado el nombre de “John” para sentirme un
poco más seguro en esta nada ambulante en la que me sumergía día con día, era
tan solo un prisionero que se encontraba cautivo dentro de su propia mente, un
hombre superficial que sabia tanto sobre el amor que había desarrollado su
romance perfecto, ese con el que no espere jamás sufrir tanto por no poderlo
hacer tangible, al final John, se fue quedando mas solo, mas cerrado,
controlando unos hilos de los que nadie más sabia, descubrí lo que era el
llorar, el significado de la tristeza derramándose por las mejillas, el Dios
era casi humano, ¿Cuándo el Dios se convirtió en hombre? O ¿Cuándo el hombre
dejo su humanidad para convertirse en Dios?
Deje el lápiz y me olvide de mí
por un momento, me convencí de que… tan solo soy un punto negro en el espacio,
algo que esta y nadie nota, eso soy, algo que al perder el sentido se volvió
nada y ¿donde deje mi todo? En manos de la desesperanza, haciéndole el amor al
olvido, cautivo.
En medio del sin sentido del mundo, dos mitades luchan por
el control de un cuerpo. Verdades a medias, ira descontrolada, desprecio incomprendido,
amor injustificado; junto a este mundo de letras en blanco y negro.
He estado centrado por mucho tiempo en aquel rincón oscuro
de mi habitación, ahí, donde mis pensamientos se van acumulando sin que nadie
pueda acceder a ellos, escondiéndose de aquella luz que puedan mantener cegada
a aquella ambición bizarra y obsesiva, que sueña con algún día terminar por devorar
lo poco que me queda de aquellos días felices que algún día existieron, salir
desde dentro y convertirse en la única esencia que me queda o más directamente,
lo único que siempre he sido sin darme cuenta.
Agraviado he tomado un puñado de letras tratando de pedir
ayuda, sin que nadie entendiese el verdadero mensaje, hoy, me he cansado de
mensajes subliminales camuflados con alabanzas absurdas hacia lo que nadie más
conoce, me he cansado de aquellas palabras cargadas con exceso de positividad
que no son más que mentiras tergiversadas en lastima y una pequeña porción de
más de lo mismo del mundo, nada que aportar a alguien que tiene tan poco que
transmitir sobre sí mismo y sus incontables intentos por escapar de la
realidad.
Acostado sobre aquella falsa serenidad he aprendido a llorar
sin derramar lagrima alguna, por medio de protestas imaginarias y orgias
malditas de todas estas emociones descontroladas, suicidas, que terminan
muriendo cada día con cada respiro y cada palabra que se tragan, asesinos que vacilan
constantemente en como arrebatarle la vida a algún familiar o a algún
desconocido que camina por la acera del frente; tantos mundos distintos dentro
de una misma persona.
La mujer asqueada de su cuerpo por las incontables marcas
que les ha dejado el destino, el niño agotado de los maltratos de sus padres, encontrando una salida con sus amigos imaginarios, el anciano que por su falta
de valentía a desgastado sus años de vida suponiendo hechos por no atreverse a
intentar, la madre que termino por arrepentirse de haber tenido el niño y el
hombre que se dio cuenta que era un mal padre al tener a su niña de ocho años ensangrentada
debajo de el.
Todos escondidos en aquel rincón grotesco de mi habitación,
lamentando la vida, entonando al unisonó los gritos de agonía que por las
noches no me dejan dormir, posando el insomnio sobre mis ojos, así vivo,
creando libros que nadie leerá, escupiendo verdades que nadie tomara en cuenta,
vomitando sentimientos hasta quedarme vacio y así, cuando esos demonios se presenten
y ya no quieran convertirse en historias, traeré el infierno a mi mundo y con
el, el final de lo que se ha formado todas las noches al mirar la luna
presentarse por la ventana de mis ojos.