miércoles, 11 de mayo de 2016

Entre Susurros (El)


Había comenzado a escuchar una melodía triste, una de esas tonadas que te hacen olvidarte del mundo y sin embargo, no había podido sacarte de mi cabeza, estabas ahí escondida de manera desagradable, a pesar de querer desecharte constantemente con toda la basura que guardaba entre susurros, para limitarme a escuchar el silencio de mis pensamientos mientras enloquecían por tu ausencia.

La ausencia de aquellas caricias desmembraban cada una de las partes de algo, que al carecer de etiquetas quisimos llamarle amor, esos juegos debajo de las sabanas donde describíamos nuestras propias realidades alternas, donde no sabía donde terminaba un cuerpo y comenzaba el otro, impregnados de toda aquella porquería a la que quisimos tomar como buenos recuerdos, hoy, no son más que aquellas imágenes filosas que desgarran nuestras bizarras ganas de desprendernos el uno del otro.

Nuestras manos danzaban buscando en la piel del otro aquellos trozos de humanidad que nos faltaban a nosotros mismos, completarnos, ante mis ojos, se fue convirtiendo en una desagradable forma de darnos cuenta lo miserables que somos, que fuimos y que seguiremos siendo sin importar cuantas veces nos sigamos viendo o cuantas veces tratemos de olvidar nuestros nombres al mentirnos, pretendiendo que otras pieles cubran nuestros errores, jugando a que no nos importamos y sin embargo no poder dejar de pensarnos, de odiarnos y no poder dejar de extrañar las nauseas que nos provocábamos al amanecer uno al lado del otro.

Me volví un filántropo entre tus senos, amando sin darme cuenta de que sucedía a mis espaldas, fuiste como un borrador de esencias que mientras más veces me perdía entre tus caderas mas iba olvidando de lo que había sido de mi en los últimos años, quizá por la ausencia de palabras bonitas o el exceso de insultos que nos llevaron a confundirnos y terminar por asquear lo que había comenzado sin sentido.

Mi cuerpo se estremecía por cada puntada que recibía mi pecho al tocarte, por deslizar mis manos por tu cabello y conjugar versos oscuros alrededor de tu cuello, por desvestirte entre poemas y prosas que mostraban lo decadente y vacía de nuestras vidas, relatando párrafos amorfos de cortesía de la cual terminábamos riéndonos por no encajar en aquello que todos conocían perfectamente, la vida.

Mi falta de caballerosidad surgió al momento de darme cuenta que no llegaríamos a ningún lado, pero como negarme a unos últimos besos aun cuando nuestros cuerpos ya se habían aburrido al contacto de nuestras envejecidas pinceladas grotescas, que intentaban hablar, a pesar de que el tiempo se había encargado de dejarnos mudos.

Las bestias que rondaban en mi habitación siguen preguntando por ti, por todos aquellos momentos que te vieron llorar mientras te hacia mía, soportaba aquellas lagrimas bañando mi cuerpo, tan solo por seguir sintiendo tus manos en mi pecho, mostrándome lo insignificante que era al terminar por rendirme ante un deseo tan precario como lo es el necesitar una compañía y aun así, no saber si fue amor, odio o insuficiencia aquello que nos unió o aquello que nos ha separado.

Sigo escuchando aquellos susurros que no me dejan dormir por las noches, aquellos que me cuentan las veces donde probábamos lo desconocido, noches donde llegue a explorar tu cuerpo al punto de conocerte mejor de lo que tú misma te habías conocido, noches donde mi lengua dibujaba los mejores cuadros eróticos en todo tu cuerpo, probando hasta la última gota de ti, tan solo para averiguar que tanto podía soportar, solo porque tenias ese toque tan absurdo, tan decadente que te hacia tan diferente al resto, pero fue así, con tus malditos defectos que termine por comprender que a pesar de inspirarme con tu ausencia, tenias mejor sabor que esta soledad que me mata lentamente.



No hay comentarios.: