Ha pasado tiempo desde que logre
sentirme tranquilo, la verdad, temo por el momento donde llegue a perder el
control, donde mis manos ya no puedan narrar sobre ese lado que en ocasiones,
trato de ocultar al mundo exterior, mostrando pequeños prestigios en algunas de
las prosas que lleguen a salir a flote, pasando por ese mar acuoso que no
siempre trae consigo pensamientos aceptables, ni siquiera por mí mismo, pero
por más raro que parezca, algo siempre se mantiene intacto en mi cabeza, a
veces llega en forma de reclamo, en ocasiones como consuelo, pero siempre esta,
tu presencia, siempre está conmigo.
Quizá no sea el típico hombre
enamorado, que trate de impresionarte a cada momento, con comentarios
ingeniosos, con obsequios adornados con cartas de amor, con globos o peluches,
tampoco soy como esos hombres de los que lees en los libros o existen en las
películas, mucho menos trato de ser como uno, quizá ni sepa como verte a los
ojos la mitad del tiempo y puede que mas sean las veces que los nervios me
traicionen, no soy la persona que siempre podrá brindarte charlas interesantes
o chistes oportunos y no, no siempre habrá un poema debajo de tu almohada al
dormirte o despertarte.
No sabré como solucionar todos
tus problemas, ni si quiera sé cómo solucionar la mitad de los míos, no
pretendo inventarte mundos de fantasía donde sería perfecto llevarte, sé muy
bien que esas cosas solo existen en nuestra imaginación, la realidad, está
llena de rutinas, de monotonías, de ideas que no siempre se completan, no soy el
hombre indicado para ti, lo sé y quizás, tu también lo sabes, incluso primero
que yo.
No quiero hacer del mundo un
lugar mejor para ti, querer eso, seria entregarte un mundo aburrido, sin
alegrías, sin sufrimiento, sin calma, sin caos, todos necesitamos del dolor
para saber que sabor tiene la alegría, por eso solo quiero que aprendamos a ser
mejores, juntos, para enfrentar al mundo y mostrarle que, no necesitamos estar
hechos el uno para el otro para caminarlo, no necesitamos ser iguales para
observar lo que nos ofrece, que no tenemos que ser perfecto para conocer la
perfección de los pequeños instantes… que si puedo mostrarte.
Te ofrezco mi
realidad, el hombre que detrás de los defectos, detrás de sus dudas, te guarda
ahí, detrás de sus ojos, ese que quizá no llegue a notar tus zapatos nuevos,
pero si se dará cuenta cuando necesites un abrazo, no te llevare a un lugar
elegante lleno de gente, te llevare a un lugar alejado, donde podamos comer
tranquilos, observando las flores, mirando algún rio, detallando las nubes,
escuchando el viento, escuchándote a ti y no a lo que otros opinen sobre lo
nuestro.
Quizá no pueda
darte algo que luzcas frente a tus mejores amigas, pero puedo darte algo que
luzcas para ti misma, algo que te llene a ti y no que llene a los que te rodean.
Soy este hombre
enamorado, que cuando se quede sin palabras, podrá leerte, que aun cuando este
cansado, podrá escucharte, que sin importar cuál sea la hora, querrá mirarte,
que sin importar como te levantes cada mañana, se seguirá impresionando por que
una mujer como tú, este al lado de alguien como yo.
Te ofrezco el
presente, sin sueños, sin una promesa de eternidad, habrá momentos que
parecerán eternos, habrán segundos que no querremos que terminen y habrán días
que vamos a desear no hubieran existido, pero cuando te canses, cuando grites
que todo ha sido en vano, cuando llores por que las dudas llegaron a ti, yo voy
a seguir aquí, en el mismo lugar, sintiéndome orgulloso de lo que eres, de lo
que somos, creando la oportunidad, de que puedas enamorarte de mí, cada día.
Te ofrezco…
nuevas rutinas cada cierto tiempo, nuevas aventuras dentro de nuestra
habitación, un amigo cuando no quieras
que te toquen, un amante para cuando la pasión se nos escape por los poros; no
siempre voy a ser el hombre perfecto, no siempre vas a ser mi mujer perfecta,
pero siempre… vas a estar ahí, tú presencia, siempre estará conmigo
No hay comentarios.:
Publicar un comentario